2 de junio de 2014

Breve crónica de las internas partidarias

Pocos votantes. Dos candidatos a la presidencia que son hijos de ex presidentes y un candidato que ya presidió el país. La palabra renovación sonó como una consigna de campaña y el recambio generacional comienza a insinuarse con fuerza. La perla: un dirigente derrotado, que parece haber recibido un golpe muy duro, deja ver entre líneas su retiro, a la vez que se hace absoluto responsable del resultado negativo. Para las propuestas concretas, habrá que esperar.

Por Adriana Pugliese// Cuando la Corte Electoral termine el recuento, se verá que Tabaré Vázquez y Lacalle Pou quedaron casi empatados en cantidad de votos. Claro que no competían entre sí, pero ambos obtuvieron una cantidad similar en sus respectivas internas: en una, votaron pocos porque la elección parecía un trámite; en la otra, votaron más, porque anunciaban que iba a ser pareja.

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Luego de conocida la tendencia de la interna blanca, Larrañaga dio muestras de iniciar el luto por una derrota que, a todas luces, lo golpeó profundamente. Subió al escenario y se hizo cargo con todas las letras: “soy el único responsable”, afirmó, visiblemente dolorido.

En el ámbito del Partido Colorado, por su parte, Bordaberry, que consiguió casi el 75 %, habló de debatir, de intercambiar, de tratar de discutir el país del futuro: el candidato eligió la estrategia del que intenta por todos los medios de mostrarse como el opositor más confiable y, en una entrevista televisiva inmediatamente posterior al acto, habló de trabajar para “enfrentar en la segunda vuelta a Tabaré Vázquez”, parece el más preocupado en hablar de programas y da la impresión de estar luchando por dejar de ser una especie de espectador en primera fila de una competencia que lo mantiene hasta ahora afuera de la cancha. Las breves escenas de euforia futbolística que rodearon al candidato en la sede del Partido Colorado, conformaron todas las señales y gestos del que quiere estar en carrera, pero le sigue faltando lo principal, el apoyo de la gente de las puertas para afuera de su partido.

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La noche del domingo, analistas y dirigentes repitieron hasta el hartazgo la palabra Renovación. ¿Pero, es así? ¿Es este el signo verdadero de estas internas? ¿Estuvieron en juego la renovación y la continuidad? ¿O se trata de una estrategia de campaña que pretende provocar una especie de ficción compartida, para alentar las esperanzas de un candidato cuya corta edad, por un inapelable fenómeno cronológico, garantizaría mágicamente algún tipo de renovación y cambio?

Lo que surge con claridad es la tendencia hacia el cambio generacional. La búsqueda de candidatos más jóvenes demuestra la necesidad de renovar caras y estilos.

Sí, el claro triunfo de Lacalle Pou frente a un candidato que en el seno de su partido parecía invencible, la buena performance de Constanza Moreira, que obtuvo casi el 20 % frente al liderazgo excluyente de Tabaré Vásquez, y el excelente desempeño de la lista que lideró Raúl Sendic, cuyo sector, Compromiso Frenteamplista, resultó el más votado en la elección interna del Frente Amplio, son señales que dan cuenta por lo menos de un mensaje: hay que bajar la edad de los candidatos.

Pero, la juventud, por sí sola, no asegura el cambio, ni garantiza la renovación. La innovación no es patrimonio inexorable de los que vivieron menos. Más allá de la edad de los nuevos referentes, hay que analizar propuestas y compromisos concretos que den cuenta de esos valores.

¿La sociedad no estará reclamando un cambio generacional porque busca, de esta manera, encontrar soluciones nuevas a temas nuevos, aunque algunos sean versiones recurrentes y agravadas de problemáticas que llevan años?

Eso sí, a pesar del mensaje que brota de las urnas y parece indicar estos fenómenos emergentes, al fin y al cabo, en la interna ganó Tabaré Vázquez, que ya fue Presidente y, en los partidos más antiguos del Uruguay fueron elegidos como candidatos los hijos de ex-presidentes... De la tan mentada renovación, muy poco...

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Tabaré Vázquez le habló al país como virtual presidente. Subió al escenario, fiel a su estilo sereno, casi parco y frío, echando mano a sus gestos controlados y adustos. Sacó una hoja y leyó los 10 objetivos del programa que pretende ofrecer ante la sociedad de cara a un probable gobierno. Después, saludó de lejos, estrechó algunas manos y se fue sin los saltos discursivos y grandilocuentes con los que Mujica sacude a la opinión pública, libre de las originales características del actual Presidente. Vázquez, mucho más predecible y, al mismo tiempo, más cómodo en su formato estándar: no transmite aires renovadores, sino más bien, parece representar una prolongación más o menos remozada y calmosa del actual gobierno.

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Lacalle Pou se mostró inquieto, sobrexcitado por el mensaje de las urnas: se fundía en estrechos abrazos con los viejos dirigentes de su partido, besaba a diestra y siniestra, guiñaba y hacía chistes como si tuviera un juguete nuevo para usar a gusto y piaccere bajo la atenta e indisimulable mirada de su padre y, después, desde el escenario callejero, hizo reiterados llamados a la militancia, a los que están ahora cerrando circuitos con carpetas, a los que se animaron a luchar por la positiva, a los que quieren gobernar ahora y gobernar bien,   etc. que cayeron como consignas puestas en fila para cumplir el objetivo de instalar la cara joven que viene a renovar, aunque no esté muy claro si se trata solo de bajar la edad del postulante o si hay algo intrínseco, propio de sus propuestas, que traen algo distinto, dentro en un conjunto de recetas concretas... Si bien es cierto que la estrategia hasta ahora le dio resultado, no es lo mismo ganar una interna partidaria que encarar una elección para Gobernar. No es lo mismo: en esa nueva instancia se abren otras cuestiones: hay que demostrar no solo conocimiento, sino decisión, hay que plantear opciones complejas y dar certezas sobre el rumbo y la capacidad para mantenerlo. (No está de más recordar que en las internas de 2009 Luís Alberto Lacalle también fue el pre-candidato más votado, pero luego, en la elección nacional, perdió.) Ahora, todo eso está por verse. Pero aquí también aquí hay algo de continuidad y algo de renovación: aunque nada muy profundo a la vista. Lacalle Pou está todavía preso de una campaña efectiva, aunque muy marketinera, en la que no propuso nada concreto, fuera de las recetas más o menos previsibles de un partido que no se ha caracterizado por renovar demasiado, pero se diferencia de sus correligionarios porque tiene una visión más amplia sobre el consumo de Marihuana y porque comprende que el cuidado de los recursos naturales es un tema primordial, cuando otros miran la cuestión con indiferencia o directamente aprueban medidas que ponen en riesgo nuestro medio ambiente. Pero no más. No, por ahora. La campaña, basada en su juventud ya cumplió y los slogans deberán darle paso a las propuestas concretas y a los objetivos específicos.

Por eso, antes de colgar el cartel luminoso de la RENOVACIÓN como una palabra mágica en la marquesina de las internas del domingo, habría que colgar el de PRIMEROS TANTEOS HACIA UNA NECESARIA RENOVACIÓN GENERACIONAL.

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Ojalá que ahora, a partir de la definición de candidaturas, y luego del anuncio de las fórmulas, podamos escuchar lo que proponen, analizar las recetas, estudiar los programas y alternativas, y terminar de decidir cuál de ellas está a la altura de una realidad siempre nueva y, cada día, y a cada hora, más compleja.


Comentarios »
Manu
Muy buena la nota. Independencia y criterio. Felicitaciones.
Víctor
Es verdad que parece que la gente parece cansada de los mismos y es verdad que ganaron los de siempre, porque Cuqui es más de lo mismo. Muy buena la crónica. Buenaza.
Mariela
SIIIIII! ¡TAL CUAL! COINCIDO. MUY BUENO EL ANÁLISIS.
Ezequiel
Algo bueno, específicamente en Rocha es que la lista de Pilar Altez le ganó a la de Anibal Pereyra, así que ya empieza a verse que la gente no es tonta y sabe quien debe ser el próximo Intendente de Rocha.
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