18 de agosto de 2018

Buscan una botella de plástico, pero no cualquiera…

Con la última tormenta, un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias perdió una botella de plástico que se desprendió de la boya “18 de julio”, cerca del Puerto de La Paloma. En el interior de la botella -que estaba ubicada debajo de la boya-, había sensores de gran utilidad para la investigación que realizan.

 

Adriana Pugliese // La Paloma Hoy

Romina Trinchin y Gastón Manta trabajan en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias. Ellos investigan en el campo de la oceanografía física, una rama de las ciencias del mar que estudia las propiedades físicas del medio marino. “En 2016 –cuenta Trinchin a La Paloma Hoy- comenzamos a buscar la manera de poder colocar en La Paloma unos pequeños sensores llamados DST-CTD, que miden temperatura, salinidad y profundidad de manera continua”. Para ello, cuentan con el apoyo de Prefectura de La Paloma, el Grupo de Buceo y Salvamento de la Armada y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos: “gracias a su ayuda pudimos colocarlos en una boya frente al puerto de La Paloma”. En el transcurso del último año y medio, los sensores midieron los datos que los investigadores necesitaban. Pero, durante la última tormenta, la botella –de 250 cm3- con los sensores en su interior, se desprendió de su lugar y nadie sabe dónde está, aunque suponen que podría estar en alguna playa cercana al puerto de La Paloma.  

 

Ingenio al servicio de la ciencia

Lo que buscan son dos sensores: uno está dentro de la botella y ahy además otro que está en la cápusa de silicona amarilla que puede tener alguno bichos pegados. “Los sensores van colocados en una cápsula de silicona para protegerlos y poder amarrarlos a otra estructura, pero como contamos con muy bajo presupuesto, y nos faltaba una cápsula, tuvimos que improvisar, y uno de los sensores lo colocamos en una botella de plástico con perforaciones para que circule el agua”, explica Trinchin.

Con los datos que toman los sensores Trinchin y Manta estudian procesos oceanográficos y atmosféricos que ocurren en nuestra costa. En particular, Gastón Manta estudia la brisa marina, o más comúnmente conocida como la virazón, que es una circulación de aire generada por el calentamiento diferencial entre la tierra y el mar, debido a que la tierra se calienta más rápidamente que el mar durante el día”.

Por otro lado, utilizando los mismos datos, Trinchin estudia la surgencia costera: un proceso oceanográfico que implica el transporte de las aguas superficiales hacia mar adentro, y el movimiento de agua de capas más profundas hacia la superficie producto de la acción del viento: “este proceso es el responsable de que en verano, cuando tenemos varios días de buen tiempo con viento NE, el agua en la costa esté muy fría y turbia”, aclara Trinchin.

Datos naufragando

“Con la pérdida de estos equipos hemos perdido todas las mediciones de los últimos 5 meses”, se lamenta Trinchin, y agrega que esta información resulta particularmente valiosa para ellos, “porque poder construir una serie de datos in situ, de largo plazo, nos permite comparar las mediciones locales con los datos que nos proporcionan los satélites, dándonos una idea de cuan precisa es esa medida remota para nuestra costa, y así podemos mejorar la comprensión de los procesos locales”.

Los investigadores creen que entre la resaca que pueda sacar el mar luego de la tormenta, puede estar la botella tan preciada.

Si alguien llega a encontrar esta botella, puede comunicarse al 099 732 505 o al 099 699 460.


Comentarios »
Ada
muy interesante el trabajo y la nota. gracias por la explicación. Saludos y estaremos atentos.
nombre
hay tanta basura en la playa desde hace dias que no se sabe de que color es la arena. pero caminare viendo si la encuentro, saludoss
Ana María Viñas
Perdonen , pero no era un poco precario el tener elementos importantes en una botella de plàstico? Porque de repente tambièn puede pasar que se fue mar adentro y puede aparecer dentro de algunos años.
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