La importancia de proteger el monte nativo
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Coendu para La Paloma Hoy
Se denomina “bosque” al espacio poblado por una comunidad arbórea, más o menos continua, donde podemos apreciar además distintas especies acompañantes, tanto de flora como de fauna, hongos y microorganismos, que interactúan entre sí, cumpliendo distintas funciones. En Uruguay todos los bosques estarían incluidos en lo que llamamos monte nativo o monte indígena.
El sotobosque es la vegetación que crece al amparo de este dosel arbóreo, está conformado por renovales de estos árboles, herbáceas, arbustos, helechos, cactáceas, orquídeas, etc., a los que podemos agregar los hongos y las plantas parásitas y epífitas.
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Foto Andrés de Muro
Un bosque no se restringe al reino vegetal. Es un ecosistema completo, donde cada especie cumple un rol esencial. Lo forman también sus insectos, aves, peces, anfibios, reptiles y mamíferos, sin olvidar la parte abiótica -la radiación solar, el viento, la temperatura y la humedad- y el suelo, por lo que debe entenderse como una entidad viva, un ecosistema completo.
En el suelo, bajo la primera capa de materia orgánica, hay un verdadero mundo palpitante muy diverso, donde los microorganismos son esenciales para la salud del ecosistema. En ese mundo subterráneo, además de insectos y microorganismos, también existe una muy interesante simbiosis (las micorrizas) entre las raíces de la mayoría de las plantas vasculares y los hongos arbusculares. Los hongos ayudan a capturar agua y nutrientes a las raíces y las raíces nutren a los hongos, e incluso hay evidencias de que por este mecanismo los árboles podrían tener cierto tipo de comunicación entre ellos.
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Foto Ana Martínez
Para que un bosque se establezca comienzan primariamente a crecer las especies colonizadoras, que son especies muy prolíficas y de rápido crecimiento. En suelos pobres soportan las más duras inclemencias climáticas, crecen en gran cantidad y crean el microclima y las condiciones necesarias para que pueda establecerse otra gran variedad de especies. A veces estas cuentan con grandes espinas que las protegen de los herbívoros y permiten desarrollar el futuro bosque.
Muchas veces creemos que algunas especies nativas son una plaga, por su fuerte crecimiento y resiliencia, pero en realidad estas especies son las que crean las condiciones para el establecimiento de nuevos bosques. Por ejemplo, el espinillo como casi todas las leguminosas, es un gran fijador de nitrógeno, puede crecer en suelos pobres, y facilita las condiciones para el establecimiento de otras especies.
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Foto Andrés de Muro
Estos procesos de sucesión pueden demorar décadas o más, para que se establezca un bosque en todo su esplendor. En un bosque maduro y sano encontramos renuevos y ejemplares que ya han cumplido su ciclo, y con su muerte generan las condiciones (espacio, alimento, etc.) para nutrir nuevas vidas. Todos hemos visto hongos en los troncos muertos, bajo los cuales hay una miríada de insectos y en cuyos huecos se refugian animales.
Las grandes extensiones de monocultivos de árboles NO son bosques, sino clones de una sola especie y, al reemplazar la vegetación nativa, implican una gran pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos.
En Uruguay no se eliminan grandes extensiones de montes nativos para forestación, como hace unos años atrás, pero sí se eliminan praderas naturales a gran escala para esto y otros usos agrícolas. Las serranías sufren una gran presión por ser áreas de prioridad forestal, donde otrora había frondosos bosques ya casi desaparecidos gracias a la tala, quema, pastoreo, etc. dando lugar a los montes empobrecidos y achaparrados que hoy conocemos.
PROTEJÁMONOS NOSOTROS PROTEGIENDO NUESTRO MONTE NATIVO
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