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Daniel
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Me gusta inmensamente el carnaval como una manifestación que -desde la Saturnalia y la Bacanalia de la antigua Roma- ha sobrevivido hasta ahora. Lo que me cuesta asimilar es que más de 2000 años después, con toda nuestra evolución civilizadora, continúe manifestándose como un desbunde, un cuasi culto al alcohol y a alguna otra cosilla que es lo que empaña la celebración. Si a ello le agregamos que este famoso carnaval fue apuntalado por "celebridades" que hace rato que se borraron cuando la cosa se les fue de las manos, entiendo el disgusto de los vecinos, aunque no comparto la idea de prohibir nada. Seguramente los prohibicionistas pertenecen a otras épocas, más autoritarias y menos inclusivas. Me parece que la presencia de autoridades poniendo orden es una buena forma de ir modelando la fiesta hasta transformarla en algo de lo que podamos estar orgullosos. Pongámosle perspectiva, gente.