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Alberto Machado Marchand
Comentario
Si pasa como con la perrada en las playas, (donde también hay ordenanzas), mucho me temo que los controles pertinentes brillen por su ausencia, ya que no se cumplen en absoluto.
Se han perdido todos los valores, entre ellos el respeto por los demás, en el marco de una sociedad ruidosa, estresante, anárquica, violenta y desubicada.
Menos mal que en Santa Isabel (al menos por ahora), no han aparecido los parlantes, todavía podemos escuchar y disfrutar el ruido del oleaje, el viento entre los árboles y el trinar de las aves.
Una verdadera terapia de paz y tranquilidad.