Viernes 19 de Abril de 2024

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Derivas y retornos de un conflicto. La moneda de cambio que circula en la retórica de este conflicto (intendencia de Rocha-asociación de guardavidas) ha sido la responsabilidad que se tendría en caso de eventuales accidentes fatales con bañistas. La moneda de cambio que se está usando es, en definitiva, la muerte. Es lamentable, pero es así. Un alemán dijo que no hay hechos, sólo interpretaciones, versiones de algo que llamamos realidad. Pues bien, aquí va una versión más del conflicto guardavidas-intendencia, para quien le interese. Breve prehistoria Relatar en detalle la evolución que tuvieron, en estos últimos diez años, las condiciones de trabajo de los guardavidas que operan en las costas de Rocha (hago la salvedad, porque de los 130, son unos 45 los que viven en el departamento) sería desviarnos del tema a riesgo de caer en el arquetípico comentario “¿pero se acuerdan cómo estaban antes?”. Aún así, vale la pena recordar al menos lo más grueso ocurrido durante el decenio. En 2005 los guardavidas trabajaban tres meses, cobraban tres meses, más las horas extras. Punto. A partir de ese momento, y desde esa base se comenzó a transitar hacia otras formas de contrato. En los últimos años el contrato empezaba en noviembre y bajaban a la playa a mediados de diciembre. Efectivamente, en la playa, estaban cien días. También la IDR (Intendencia Departamental de Rocha) adjudicó días por asambleas técnicas, días de entrenamiento, etc. Finalmente, se llegó a un contrato que iba de noviembre hasta mediados de junio. Crónica del espiral En setiembre y octubre del 2015 transcurrieron las primeras reuniones para ir preparando la temporada. En principio la AGR (Asociación de Guardavidas de Rocha) planteó la necesidad de que los presupuestaran. Algo que ya se había exigido antes por parte de los trabajadores. La IDR respondió negativamente. Fundamentó esta decisión diciendo que presupuestar tiene otras significaciones. Por ejemplo, los cargos tienen que estar previstos, cuestión que además tiene que pasar por la junta departamental. También se argumentó diciendo que esas tareas son zafrales que, por definición, no pueden presupuestarse. (En ese sentido, cabe recordar que la intendencia tiene, además de los guardavidas, alrededor de cincuenta cargos zafrales -en información turística, por ejemplo- Se trata también de trabajadores. Y también hacen una zafra: son trabajadores zafrales) Al negar la posibilidad de presupuestarlos, la IDR ofreció diez días más, lo que llevaría el contrato de siete meses y medio, a ocho: comenzando en noviembre y terminando en junio. Frente a esto, la contrapropuesta de la AGR fue: pasar el régimen de 8 hs diarias (44 horas semanales) a 6 hs (30 horas semanales). Lo que significa bajarse el sueldo (de casi $34.000 a unos $25.000) pero… seguir haciendo 8 hs diarias, lo que aumentaría la cantidad de horas extras (al menos 36 hs, por semana). Como consecuencia de esto, el contrato se extendería a unos once meses…otra vez el espiral. Frente a esto, la IDR ratificó que no estaba dispuesta dado que en definitiva esto lleva el contrato a la anualidad. El 13 de noviembre el ejecutivo departamental se reunió con la AGR. En esta instancia la administración manifestó la necesidad de resolver el tema, obtener una respuesta, de una vez, en vistas de la cercanía del comienzo de la temporada estival. Fue entonces cuando el intendente dijo que en caso de tener una respuesta negativa, se implementaría un plan alternativo. También en esta instancia Aníbal Pereyra expresó que ningún plan iba a ser tan bueno como el servicio de los guardavidas. La AGR volvió a manifestar que no aceptaba la propuesta y ahí se dió por finalizada la bipartita. Luego de esto la AGR recurrió al MTSS, y la IDR fue convocada a participar en la tripartita. No fue exactamente una tripartita, ya que para este momento la AGR no tenía vínculo con la IDR: faltaba una pata de la tripartita. De todos modos la intendencia se presentó, y en este ámbito tanto la IDR como la AGR mantuvieron las posiciones que traían previamente. El MTSS propuso a la IDR si era posible que el descanso intermedio (media hora diaria) fuera canjeado por tiempo libre, y que fuera contestado en la próxima reunión de tripartita que se realizaría el día 14 de diciembre.. Esto generaba la extensión del contrato por diez días más. Ante esta propuesta la IDR informó en esa reunión que no acepta el canje por tiempo libre, sino que propuso abonar esa media hora, lo que implicaba un aumento en el salario de unos $5000. Se llagaba así a un total de $39.000…la AGR expresó que necesitaba aprobación de la asamblea. Que se realizaría al otro día., El mismo día de la asamblea (15 de diciembre), en el entorno de las ocho de la noche, la IDR recibe una notificación telefónica en la que la AGR acepta la propuesta de la intendencia, con algunos ajustes: la AGR solicita el pago del tiempo de entrenamiento que llevaban hasta entonces. Se trataba de jornales equivalentes a un mes y medio. La IDR contesta que no va a pagar por tiempo no trabajado, pero propone una entrega de quince mil pesos como adelanto, a descontar en cuotas en el transcurso de año o año y medio, que sería ponerse de acuerdo el régimen. Al día siguiente la intendencia espera la respuesta de la AGR por medio del MTSS, dentro del contexto de que se había llegado a un acuerdo. Ese mismo día el intendente hace una conferencia de prensa dando cuenta de la situación, la cual parecía resuelta. Fin de las negociaciones A las 14 hs, aproximadamente la IDR recibe una respuesta de la AGR. En el mismo, además de afirmar que la intendencia no reconocía el trabajo de ellos, se agregaban a la propuesta varios puntos que no habían sido acordados, es decir. Vale la pena enumerar los puntos que se agregaban: diez días más de contrato para entrenamiento partir de la temporada que viene; la media hora franqueada (no paga, lo que implica unos diez días más) presentismo y, además, compensación por tareas de riesgo, es decir, 20% de aumento sobre el salario nominal. Esto volvía a cambiar notoriamente la propuesta de la IDR. La IDR toma esto como una no aceptación del acuerdo. Entiende que es la AGR quien abandona tácitamente el acuerdo y se retira de la negociación. En resumidas cuentas, la IDR proponía a la AGR: un sueldo de $43.000 (con los ajustes a 2016), trabajar cien días y cobrar durante ocho meses. Esa fue la propuesta que rechazó la AGR. Nadie gana sin guardavidas Es difícil relativizar la construcción de ciertos relatos. Sin duda. Algunas veces la potencia con que se edifica la verosimilitud –el arsenal retórico que se despliega en consignas- termina aplastando la posibilidad de otros relatos. Pero lo verosímil es sólo eso: apariencia de verdad. La verdad en este caso, sólo podemos construirla y proyectarla como una necesidad: las playas de Rocha no pueden darse el lujo de no tener un eficiente servicio de seguridad teniendo en cuenta la cantidad de gente que llega. Y ese servicio lo ofrece, mejor que nadie, la AGR. Todos los involucrados en este conflicto son conscientes de eso. Cabría preguntarse entonces quién es rehén de quién. Mientras tanto ahí estamos, parados en la orilla de la temporada, implorando que no pase nada, porque si eso ocurre, entonces sí, la moneda de cambio se va hacer fuerte, y comenzará un ominoso y vergonzante reparto de culpas.

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