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Mas allá de los casos y localidades particulares hay que empezar a pensar en una regulación nacional de el tema volumen de la música en espectáculos, fiestas, etc.
De la misma menera que se legisló sobre el tabaco y el humo en lugares públicos habría que pensar en que el negocio de unos pocos no puede afectar a la mayoría de la población. La contamiación sonora es nociva para la salud también y el descanso en lugares donde la música se escucha a todo volumen gran parte del día y toda la noche se hace muy difícil. Porqué existe una ordenanza sobre ruidos molestos que marca determinados desibeles y se le permite a los organizadores de fiestas con el auspicio de poderosos como Pilsen ( lease Bramha multinaicional) que atormenten a todo un balneario? Es positivo promover el consumo de alcohol y el volumen totalmente por encima de los límites saludables en la gente joven? El doble discurso es cada vez más abundante....