15 de febrero de 2017
La Pedrera: meca de arquitectos argentinos
El Suplemento arquitectura del Diario argentino Clarín, realiza una reseña de los diseños llevados a cabo en el pueblo rochense por reconocidos arquitectos de la vecina orilla.
// Clarín //
La costa uruguaya tiene fuerte atractivo para muchos veraneantes argentinos. Será porque, más allá de la cosmopolita Punta del Este, el resto mantiene una escala más provinciana, calma, propicia para el desenchufe. Y unos paisajes que contraponen a la playa y su infinito horizonte, campos con topografías variadas, con lomadas, cuchillas y sierras y salpicados por extensas lagunas. El balneario La Pedrera, en el departamento de Rocha, tiene un encanto especial. Su particular fisonomía sorprende. Francisco Prati, uno de los arquitectos argentinos pioneros de la zona, lo describe como un típico pueblo pampeano de casas bajas, pero enclavado al borde de la barranca, con todo el océano por delante.
Prati, junto a sus socios José Ignacio Miguens y Eduardo Lacroze llegaron a esta aldea a principios de los años 90. Por aquél entonces ya algunos artistas como la actriz Norma Aleandro y años más tarde Maitena eligieron este pueblo como su lugar en el mundo. La primera obra que hicieron Lacroze-Miguens-Prati (LMP) en La Pedrera sumó magia a este paraje. Sobre la barranca que da a la Playa del Barco construyeron un conjunto de casas con cierto aire inglés.
En realidad, estudiaron las construcciones autóctonas y descubrieron un tipo de que se repetía, uno bien compacto, con un cuerpo central con el estar y dos laterales en simetría donde están la cocina y los dormitorios respectivamente y con techo de chapa a dos aguas. Replicaron el modelo y con algunas variantes lo repitieron unas 32 veces.
Amor a primera vista
El sitio los enamoró. A unos kilómetros al norte de La Pedrera hicieron el plan maestro de un club de campo de 80 hectáreas en medio de monte nativo y tajamares. Así se denominan a las lagunas naturales de esta zona. Apostaron a ese paisaje autóctono y -como se dice ahora- lo pusieron en valor, tal es así que el lugar que cuenta con varias casas de arquitectos argentinos pasó a llamarse Tajamares de La Pedrera.
La Pedrera también fue para LMP una suerte de laboratorio donde ensayaron nuevas formas de construcción sustentable. En la zona de bosque construyeron un conjunto de cabañas hechas con troncos de madera cultivada.
Pero la particularidad es que estas viviendas en medio del bosque están sobrelevadas para impactar en el terreno lo menos posible; el piso y la estructura es de madera, la cubierta es un techo verde y las cuatro fachadas son todas de vidrio, para meter el paisaje dentro de la casa. Casi sobre el borde marítimo levantaron otro conjunto llamados Los Cubos. Pusieron los dormitorios abajo, en un basamento de piedra; y, arriba, depositaron un tubo todo de madera. Uno de sus lados mira hacia el mar y, el otro, hacia el continente. El lateral da a una gran terraza para disfrutar de los atardeceres. Repitieron esta operación cinco veces y armaron un simpático conjunto que se convirtió en otra de las postales del lugar. No hay quien pase por allí sin sacarle una foto.
El rosarino Nicolás Campodónico eligió hace unos veinte años La Pedrera para desarrollar sus primeras arquitecturas. Campodónico se hizo famoso en los últimos tiempos por su Capilla de San Bernando, una joyita arquitectónica que se ganó cuanto premio hubo en las últimas bienales o certámenes de arquitectura. Nicolás también se enamoró de esta playa. Aquí hizo un conjunto de pequeñas unidades todas blancas que reservan sorpresas a sus habitantes. Son unos volúmenes más bien alargados y sutilmente trabajados, con aberturas laterales que parecen branquias, con patios de acceso hacia el frente y terrazas hacia el lado del mar. La sorpresa es que cuando el sol del crepúsculo pega en la cara que da al campo, entra por unas rajas superiores una luz rasante que ilumina intensamente la parte inferior de los techos generando un reflejo especial, un efecto casi mágico.
Otro arquitecto argentino, Alejandro Sticotti, conocido por ser uno de los pioneros de Palermo Viejo con su local de equipamiento Net, también decidió fijar morada de veraneo en este balneario. Se construyó una casa, en pleno casco urbano, a tan solo una cuadra de la calle principal. Como corresponde a un lugar de vacaciones, esta calle, de 20:00 a 6:00 es solo peatonal y el lugar de la feria de artesanos, los churros, los buñuelos de algas y las birras.
La casa de Sticotti, se muestra ciega hacia la calle. Abajo con un cerco alto; arriba, con un volumen cerrado de madera. Pero para el lado del mar es toda de vidrio y tiene en la planta baja un semicubierto, esos que son esenciales para disfrutar a pleno los lugares de veraneo.
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Comentarios
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NOS DESCUBRIERON, POR FIN NOS DESCUBRIERON!!!!! Aldea ser tranquila hasta llegar hombres blancos que hablar bonito! Aldeanos no entender...
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Mustia
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Los que no descubren el valor de la pedrera son los que gobiernan Rocha. habrá que esperar. No hay mal que dure cien años.