Adriana Pugliese // La Paloma Hoy

El domingo pasado, un guardavida de la Playa Sur de Cabo Polonio, se vio sorprendido por la aparición en la orilla de un cetáceo. De inmediato convocó a otros vecinos de la zona para que lo ayudaran a reingresar el animal al agua. Luego de muchos intentos, finalmente lograron que superara la rompiente y lograra retirarse al mar. Sin embargo, algunas horas después, volvió a la playa ya sin vida.

Uno de los que participó del rescate fue Héctor Ruben, reconocido personaje del Cabo apodado Popeye, quien contó a Montevideo Portal el esfuerzo que implicó introducir al animal y llevarlo más allá de la rompiente: "al principio vi que estaba coleteando con fuerza, pero luego se la notó cansada.”

Más allá de la situación que se generó, el animal que encalló es una rareza para esta zona. Se trata de un Zífido de Cuvier (Ziphius cavirostris), de la familia de los cetáceos, que se caracterizan por tener un hocico pronunciado, similar al de un delfín. 

Rodrigo García, Director de la Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC), afirmó a La Paloma Hoy que los zífidos, "si bien son dentados son muy peculiares, porque esos dientes no tiene ninguna función excepto en el cortejo”. Observando las imágenes tomadas por los vecinos el día del varamiento, se puede ver que el animal tiene líneas en todo su cuerpo: “ es una hembra, está todo rayado de surcos paralelos, que son los únicos dos dientes que tienen para ese fin. Es una característica particular de los zífidos, no tienen mas que dos dientes”

García, explicó que la rareza del varamiento, se explica porque se trata de animales de aguas profundas “estos animales están fuera del talud, en la zona donde es muy difícil avistarlos, y por eso la rareza de estos animales para nosotros”, explicó.

García aseguró que “en Uruguay ya tuvimos antecedentes de zífidos varados, pero son muy raros, más raro fue el varamiento vivo de este ejemplar, que evidentemente llegó a la orilla con poca vitalidad”.

Por qué

Entre las razones de un varamiento, hay dos opciones causas antropogénicas o naturales “siempre es así, aseguró García “todavía no hemos podido relacionar ninguna posible causa antropogénica, que podría haber sido la sísica de petróleo que es una posibilidad porque en Argentina se está haciendo sísmica de petróleo, que por los mapas que tenemos habría sido en setiembre frente a Mar del Plata, que no es tan lejos geográficamente, pero sí lejos de la fecha del varamiento”.

Además de este episodio, García manifestó que “hubo dos varamientos de Zífidos también de otra especie en Argentina, y de una ballena Minke, todo en estos días. Entonces hay algo regional que impactó en estos animales y el mensaje de todo esto tiene que ver con eso: los enfoques de conservación marina deben ser regionales, no pueden ser solo de países, por eso se trabaja cada vez más en redes de aéreas marinas protegidas bajo planes de manejo que contemplen este tipo de situaciones, en ese sentido estamos trabajando desde hace poco tiempo en una red trasatlántica de áreas marinas protegidas”, subrayó.

En detalle

El zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) es una especie de cetáceo odontoceto de la familia Ziphidae. Es el zifio de mayor distribución conocida. El zifio de Cuvier es de tamaño medio entre los cetáceos; tiene una longitud y peso promedios de 6,4 m y 3.000 kg. La hembra con frecuencia es ligeramente más grande y puede alcanzar los 7 m de longitud. Las crias miden 2,1 metros al nacer. Su longevidad está calculada en unos 40 años. El zifio de Couvier es el mamífero que mayor profundidad y tiempo puede estar sumergido, llegando a records de 137 minutos bajo el agua y una profundidad de casi 3000 metros.

En 2008 se catalogó en la lista roja de la IUCN como especie bajo preocupación menor. No se disponen de estimaciones globales, sobre la población total de este cetáceo, pero se considera que su población no es inferior a 100.000 individuos. La especie tiene un rango de distribución muy amplio y las principales amenazas son los altos niveles de ruidos causado por los humanos, en especial sonares militares y las capturas accidentales. La combinación de su amplia distribución y su abundancia relativa, es suficiente para que no ocurra una disminución global mayor al 30% en tres generaciones.