¿Hace falta repetir que este es un mundo difícil y que un gran porcentaje de los problemas que tenemos está relacionado con la desconfianza que nos empuja a una conducta egoísta?

Claro que, si tuviéramos confianza en el otro y además confianza en que el otro nos tiene confianza, podríamos aprovechar esa fuerza y ponernos a cambiar las cosas. Con estos planteos como desafíos, Javier Ángel Álvarez se propuso desde hace años trabajar para crear un sistema que permitiera aprovechar la fuerza de los grupos, de los vecinos o de quienes simplemente tienen gustos comunes, para cambiar las cosas: las chicas, las medianas y las grandes. Participar para hacer que las cosas funcionen mejor.

“La apatía cívica es un rasgo de la situación general porque, la esencia de lo que no hacemos de positivo en nuestras vidas, individual ó colectivamente, pasa mayormente por nuestra desconfianza en que los otros se aprovechen cuando nosotros intentemos, y que eso a su vez, no sólo nos genere una sensación de traición y pérdida, sino que también socave la cohesión necesaria para que un emprendimiento específico se cumpla.” – dice Álvarez y, enseguida agrega: “Gracias a las nuevas herramientas tecnológicas, Internet nos permite hoy acceder a formas de comunicación dinámicas, efectivas y en tiempo real. Y estas herramientas hacen posible que sepamos de manera simultánea las opiniones, respuestas o disposiciones de los demás sobre los temas y cuestiones que nos interesan. Saber, en tiempo real y de manera simultánea, qué quieren, qué sienten y qué grado de compromiso tienen los demás, por ejemplo, una propuesta barrial específica.”

 El sistema que creó Javier Álvarez permite arribar a cuerdos de manera muy rápida y efectiva. Win-Wins Se trata de una herramienta, un camino, un metabolismo para generar  acuerdos explícitos donde cada uno pueda percibir y proyectar al mismo tiempo que contamos con una alternativa cierta para ganar todos.

¿Pero cómo se logra?

Winwins (WW) puede permitir una velocidad para concretar consensos transversales que pueden liberar un potencial de desarrollo social que hasta ahora estaba cautivo de la “desconfianza” por falta de “reciprocidad explícita”. Veamos un ejemplo donde podamos visualizar un ejemplo a nivel local articulado desde la plataforma Win-wins.

Desde allí, se formula vía internet, la siguiente pregunta a los vecinos de un barrio determinado:

¿Si supieras que ya hay 20 vecinos que comprometieron su presencia el próximo sábado para pintar la escuela del barrio, te sumarías?

Las respuestas positivas se irán sumando, y los 20 o 30 vecinos que participen modificarán sustancialmente una realidad. Hasta ese día la escuelita del barrio presentaba sus paredes descascaradas, manchadas. Luego,  gracias a un compromiso efectivo, basado en la confianza mutua y en la sinergia social de vecinos constituyéndose como grupo, la escuela habrá renovado su aspecto.

Antes de esta experiencia, y a la pregunta ¿crees que es posible que los vecinos se organicen y participen de la recuperación de la escuelita del barrio?, la enorme mayoría hubiera dudado.  Habría buscado escapar  con una excusa o utilizando una respuesta negativa, porque nadie quiere quedarse sólo o con un número insuficiente para encarar el arreglo de la escuela. Pero cuando la pregunta incluye la hipotética participación de los demás en un acto solidario, como nuestro ejemplo: “¿Si supieras que somos 20 para pintar la escuelita del barrio? ¿Te sumarías?” La actitud cambia radicalmente.

No responder en el vacío

“Y esa es la clave- dice Álvarez, con visible entusiasmo -, la diferencia está en la formulación de la pregunta, porque habrá más personas que estarán más comprometidas a participar, si lo único que tiene que comprometerse es a actuar, siempre y cuando se cumpla un quórum. Cuando responden, saben, están observando la disposición de un número contundente de vecinos en la misma línea, no responden en el vacío. Esa reciprocidad recíproca es una herramienta que fortalece la confianza y rompe la apatía cívica que antes nos murmuraba: “No, no vayas. Vas a quedarte solo pintando la escuela”. (Claro que si bien es cierto que habrá un número de consultados que decidirán no participar –aclara- , justamente, porque verán que el quórum ya es suficiente, el gran desafío previo era cómo pasar de cero a una masa elemental de participación. Es decir, no se trataba de que participaran todos, sino de lograr que se pintara la escuela a través de la participación.)”

Milagrito vecinal

Cuando la escuela se recupera, la respuesta pasa al terreno de los hechos. Esto se convierte en un avance tangible hacia la construcción de confianza. Confianza en que podemos, cuando sabemos que lo haremos juntos.

A este tipo de cohesión social proactiva, Javier la llama milagrito vecinal. Porque, extendiendo este sistema a otra escala, Javier se hace una pregunta muy audaz: “¿Ahora bien, si esa experiencia se replicara en 10, en 100, en 1000  barrios, cuál sería la razón para que otro millón de barrios no se enteraran y se animaran a cambiar el mundo?”

Él dice que solo es cuestión de optimizar estrategias de movilización y difusión de acciones colaborativas. Un efecto contagio de información social que cuanto más crece, más anima a otros a sumarse. Imaginemos este método empleado para distintos objetivos, no solo a nivel barrial, sino en empresas o en regiones, por grupos, por temas, por objetivos a corto, largo o mediano alcance. En La Paloma y La Pedrera hay mucha gente dispuesta, por ejemplo, a generar cambios. Son personas que tienen propuestas concretas relacionadas con cuestiones que con un poco de organización y basados en esa confianza mutua y simultánea que Win-Wins permite conocer y saber, podrían llevar adelante una serie de acciones positivas.

La confianza da el primer paso fundamental, es la piedra de toque. La viralidad y la velocidad de procesamiento, hacen el resto del trabajo. Los interesados pueden ingresar a www.winwins.net y conocer las características o proponer objetivos. Y también hay un video disponible en Youtube que sintetiza la idea. La herramienta es gratuita, así que no hay excusas para participar y seguir demostrando que la fuerza de todos no tiene límites.