Adriana Pugliese // La Paloma Hoy

Baja el mar, se retira. Deja al descubierto lo que siempre está pero no vemos ni pisamos. En Zanja Honda, playa ubicada entre Los Botes y Anaconda, se revelan gruesas líneas, con un trazo perfecto, y paralelo a la playa. Algunos pozos poco profundos, pero que aún mantienen su redondez imperfecta. Esto se vio hace unos días, y varios vecinos pudieron fotografiarlo antes de que el mar lo tape nuevamente, y no deje huellas de lo que esconde la espuma en la orilla.

Sin embargo, no es una situación reciente. 

Develando el misterio

Esas marcas se hicieron el 23 de mayo de 2013, según el archivo fotográfico de una vecina al que accedió La Paloma Hoy, en el que se ve una máquina retroexcavadora trabajando a metros de la orilla en la zona de Zanja Honda.

Para saber de qué se trató ese trabajo y por qué quedaron esas marcas en la playa, consultamos a Daniel De Álava, Licenciado en Oceanografía Biológica y Magister en Ciencias ambientales, además de vecino de La Paloma. De Álava explicó que “en aquel momento, desde el Municipio se quiso hacer una especie de drenaje en la playa (Foto). Se pasó la uña de arado y se hizo una excavación, también un canal atrás, del lado de Zanja Honda, que también se puede ver”.

Sin embargo, tal como demuestra la situación actual, de poco han servido esos trabajos: “No funcionan estas cosas, porque cuando el mar sube de nivel debido a las marejadas, y llega a esas zonas excavadas, produce turbulencias y hace correr longitudinalmente el agua , excavando aún más… si el mar no subiera, sería una manera efectiva de drenar, pero el problema es que después el mar sube y toma esas zonas excavadas como lugar para correr como si fuera un arroyo, y ahí es donde se produce aún más erosión”. Por eso - explicó De Álava - no es una solución a mediano o largo plazo, sino algo momentáneo: “no creo que se haya hecho de mala fe, sino por desconocimiento de algunas implicancias a largo plazo de ese tipo de obras”, subrayó.

Una playa que precisa cuidados

El deterioro que sufre desde hace algunos años la zona de playa entre Los Botes y Anaconda -y que se acerca inexorablemente a La Serena- se traduce en ese color marrón oscuro, a veces bordó, que tiñe la arena en la zona en donde debería estar seca.

Al respecto, De Álava manifestó que “El drenaje que habia en la zona estaba de acuerdo con lo que era la playa, al hacerse la urbanización y aumentar las aguas pluviales aumenta el drenaje y la impermeabilización de las napas y llega a la playa y queda mas anegada”.

Parte de ese problema es la perdida de espacios naturales: “hemos perdido grandes humedales que de alguna manera retenían el agua como torrente y la hacían evaporar por las plantas…”

Con respecto a las soluciones posibles, De Alava se mostró cauto: “algunas pueden haber, no sé hasta qué punto pueden restituir, pero el tema es manejarlo a nivel de las pequeñas cuencas que son esas cañadas, por eso hay que buscar otro tipo de soluciones que no sean solo derivar las aguas a la playa. Hoy en día se utilizan zonas de retención para que el agua vaya bajando más suave, y evitar que cada vez hay mas agua en la playa”.

El tiempo corre

De Álava insistió en que, más allá de la anécdota y la curiosidad por estas marcas, “lo importante es que tenemos que cuidar mucho las playas, la manera como comportarse, lo que uno hace, las pequeñas cosas importantes para conservar esta pequeñas capas de arena que tenemos en lugares como estos. Cuanto más capaces seamos de conservar este pequeño equilibrio que tenemos hoy en día, mas preparados vamos a estar para enfrentar los cambios en el futuro”, aseguró.

De Álava consideró que, por otro lado, “estos últimos inviernos han sido más erosivos que lo que veníamos teniendo. Lógicamente la naturaleza tiene estos ciclos, que no son lineales, hay inviernos mas energéticos que otros, y al haber mas tempestades, mares con mayor energía empieza a descubrirse esa pequeña capa de arena que cubre las arcillas que son muy antiguas, que por lo menos tienen más de 10 mil años, finales del Pleitoceno.”

Para De Álava, la naturaleza aún juega a nuestro favor: "hasta ahora se ha recuperado la playa. Eso se debe a lo que aporta el mar -que es lo que tenemos hoy en día de arena- porque el viento ya no aporta más del continente debido a que las dunas están forestadas y urbanizadas tierra dentro, entonces el equilibrio de las playas esta direccionado por lo que puede aportar el mar. Esperemos que siga haciendo ese trabajo, de todas formas es una situación difícil”. 

Otra curiosidad

Al mismo tiempo que la bajante dejaba ver los surcos, mostró unos pozos circulares que se aprecian en la siguiente foto:

Esos pozos, según De Álava, “eran de la antigua casilla de guardavidas, en donde estaba Eismendi, Mico y el chiqui, que luego se corrió para otro lugar”.