El pueblo de Tacuarembó está a menos de mil firmas para lograr la convocatoria a un referéndum para que el puebo permita o prohíba la actividad minera.

El mecanismo, previsto en la ley orgánica municipal, tiene como requisito para su implementación, llegar al 15% del padrón requerido. Luego la Junta Departamental tendrá sesenta días para aprobar la iniciativa o trasladársela al intendente para que convoque a un referéndum en otros 30 días.

El primer paso

Aquella tarde del 16 de octubre de 2012, abrió la conferencia para presentar a la comisión, Monseñor Julio Bonino, Obispo de Tacuarembó y Rivera: “Queremos anunciar a nuestros vecinos, que se constituyó aquí en Tacuarembó esta Comisión que se autodenominó “Tacuarembó por la Vida y el Agua”, en donde confluimos gente muy diversa, que estamos acá porque en esto estamos todos de acuerdo: en preservar lo que Dios nos ha dado como riqueza, como recurso natural".

Desde un principio, la Comisión Tacuarembó por la vida y el agua está integrada por ciudadanos, comunicadores, productores rurales, empresarios, trabajadores, representantes sindicales, ediles departamentales, entre otros, preocupados por la posible instalación de la minería a cielo abierto en el país y especialmente en ese Departamento.

Una ayudita para mis amigos

En la última edición de la "Fiesta de la Patria Gaucha", que se llevó a cabo en Tacuarembó el pasado fin de semana, los activistas reunieron unas 5.000 firmas. Ahora están confiados en que pueden superar ampliamente las 11.500 requeridas, aunque necesitan tiempo para recoger las papeletas desperdigadas por todo el departamento.

Los vecinos de Tacuarembó recurrieron al mecanismo del referéndum porque hay un principio, que ya lleva 20 años declarado en el INFORME DE LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO, llevada a cabo en Río de Janeiro en 1992 y que reza lo siguiente: El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deber tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos. Deber proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos, el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.

Notas al pie

Según un estudio realizado por el Ministerio de Industria, Tacuarembó cuenta con la mayor área de actividad minera, tanto en prospección, exploración como explotación ya que ocupa 495 mil hectáreas, lo que representa el 30,9 del área departamental.

Los principales impactos ambientales generados por la minería:

La minería a gran escala tiene impactos nocivos tanto sobre el suelo, las aguas y el aire. Destacamos a continuación los siguientes impactos que han sido identificados en muchas minas metálicas a gran escala alrededor del mundo, particularmente a cielo abierto:

· Contaminación a gran escala de las aguas de superficie y subterráneas con sustancias tóxicas, incluyendo: el arsénico, plomo, cadmio, cromo, cianuro y mercurio, e incluso sustancias radiactivas, con impactos catastróficos en la fauna, la flora y la salud humana.

· Drenaje ácido de roca: un proceso que acidifica las aguas subterráneas y de superficie y que favorece la contaminación del agua con metales pesados, incluso siglos después de terminada la explotación de la mina.

· Deforestación masiva y sequías por efecto de la desertificación y el agotamiento de las fuentes de agua.

· Destrucción del hábitat de especies de animales y plantas en peligro de extinción, e incluso de ecosistemas enteros.

· Impactos nocivos a áreas protegidas.

· Contaminación del aire debido al polvo y el ruido generados por las explosiones recurrentes producidas en la excavación, el ruido de los molinos y el constante tráfico vehicular, con impactos considerables en la flora y la fauna.

· Emisiones de gases de efecto invernadero.

· Contaminación de los suelos.